Todo pasa por algo, nada nos es ajeno, palabras extraviadas en versos o narrativas que nos completan aquellos pensamientos divagantes que quieren gritar entre los tormentos de mensajes superfluos que no aportan más que desdichas y desconcierto.
Porque en cada lugar estás tú, que soy yo, porque siempre me acompañas en mi caminar errante, en aquellos lugares que no encuentro y donde estoy perdida, como siempre, ahí estás tú.
Me alejé del camino y encontré de nuevo un sendero, que no era por asomo el mío, sino el que mis pies quisieron andar…por un rato, por la eternidad.
Aquí y ahora quiero declarar que soy persona y alma viajera, descubridora del hallazgo vital, exploradora de mundos y opciones terrenales.
No he tenido miedo mientras caminaba entre los despojos, el dolor y las piedras, ¿porqué debería temer la soledad que conlleva el azul del cielo? Ese lugar que nos ocupa y quienes somos sin enredos.
Acuñé un rol que ya no quiero, mujer, esposa y madre, enferma, mortal y sin misterio, cuando nos dicen ser diosas en un mundo paralelo.
A ti te hablo ahora, que habitas en mi cuerpo, aprendida o no la lección ya no te quiero ocupando un lugar muerto. Te regalo la vida, la esperanza, la ilusión y el concierto de una vida inesperada llena de sorpresas y de un lado bueno, donde podamos sonreír y disfrutar de cada mirada, cada paso, cada anhelo, si es que quieres, claro, recordarles en este momento. Ya no soy tu esclava, ni te llevo dentro, sólo eres una materia definida que susurra un te quiero, un espacio prohibido que no me he sabido dar en mi cuerpo, mas habitarlo entero quiero para sostenerme en esta vida y llevar a cabo mi misterio.
No estoy queriendo que ocultes tu dolor ni que olvidemos, sólo que podremos andar así más ligeros y tal vez ayudar a otros a confiar en sus cuerpos, a reconocer la vida que les atraviesa hasta el tuétano.
Miré, por curiosidad, hacia donde estaba yendo y me lleva al mismo lugar donde empecé a «llevar el muerto», a ese sitio que no me permito ser, ese espacio en silencio, donde nada hay que hacer y ya todo está hecho. Haciendo sin hacer y sin hacer haciendo, para poder experimentar que la vida es un suceso, de experiencias vividas sin control ni juicios ni enredos, tan sólo son las sintonías de un amor eterno que vibran en cada célula para hacer de tu canción el mejor concierto y el coro de ángeles bailar hasta que lo hagamos con ellos.
Desde las entrañas de mi ser hoy te suelto, te permito ir y abrigarme en tu recuerdo para saber de lo que soy capaz para lo malo y lo bueno, creando al final el destino que está abierto y me permite ser en mi totalidad si yerro.
Deja un comentario